La oligarca neogomorrita Julia C. C. ha sido sorprendida por sus papás en su refugio atómico centroamericano. No sabemos cómo la habrán encontrado, pero seguramente el recibimiento haya sido altamente emoticónico. Ya sabemos la desolación que conllevó el exilio definitivo de la princesita entre las filas de la ciudadanía neogomorrita, es por ello por lo que nuestros servicios de inteligencia están barajando la posibilidad de que los papás en cuestión hayan llegado a un acuerdo táctico con los arcontes de nuestra ciudad enemiga para intentar repescar a su Atenea particular. Difícil misión, según podemos leer en los informes de nuestro servicio de contraespionaje, pues a la joven hipster lo que más le gusta es plantar tomatunos o lo que se plante por allí en su pequeño huerto centroamericano. Lo que sí podemos asegurar es que todos y cada uno de los oligarcas neogomorritas sienten su lejanía como una herida lacrimógena que les reconcilia con la vida a través de la meláncolía oceánica.
Historia de diez años... y más
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«Los individuos proletarizados, expropiados, se hallaban encerrados en las
miserias de su vida privada, y esa reclusión voluntaria era tan profunda
que ...
Hace 6 años